viernes, 6 de noviembre de 2009

Los bebés sí vienen de París...


Cuántos años de tierna infancia carcomidos por la duda de no conocer el remoto lugar del planeta, o del Universo, del cuál procedíamos los bebés, aunque al menos, esto sí, teníamos la certeza de saber que lo hacíamos colgaditos del pico del ave zancuda por excelencia. Los más intrépidos bebés llegarían a preguntarse qué combustible utilizaría el "bicho" para volar tanto tiempo portando semejante peso, y los aún más inocentes creerían en una fábrica de niños, ubicada en algún misterioso lugar de París, en la que un Willy Wonka bondadoso y su equipo de Ooma-Loompas manufacturarían chiquitines con mayor eficiencia que un Gremlin mojado.


Ah, pero el tiempo ha venido a dar la razón a las almas cándidas que creen en la cigüeña, y no a las "mentes sucias" que piensan que los niños se fabrican haciendo cosas cochinas. Ni hablar. La Ciencia acaba de revelar el Gran Secreto, que por supuesto descubriremos en nuestro espacio de Ciencia Afición el próximo lunes.


Abrazos y hasta entonces.