jueves, 21 de mayo de 2009

La ciencia en la cocina


La recomendación de hoy, día 21 de Mayo, en el espacio de "Ciencia Afición", es el libro titulado "Los secretos de los pucheros", del autor Hervé This (pronunciado a la carrera y en nuestro acento andaluz, suena exactamente "erbeti", si bien nuestras indagaciones sobre la vinculación del escritor a la entidad verdiblanca han revelado que este, hasta la fecha, no es socio ni accionista del club helipolitano, ni se le espera por allí).

Hervé This podría considerarse como uno de los muchos iniciadores de la así denominada "gastronomía molecular", o lo que es lo mismo, la aplicación de los principios de la física y la química a la preparación de alimentos. O, mejor dicho, a la elaboración de sus componentes y a la presentación de estos en el plato, ya que el uso de dichas disciplinas de las Ciencias produce, en muchas ocasiones, resultados sorprendentes para los sentidos, lo cuál se ha convertido recientemente en actividad creativa y lucrativa en el campo de la restauración. Ejemplos en España, habemus.

Tecleando en google el título del libro se accede a sus contenidos. El contenido de cada uno de los capítulos del libro se estructura en forma de preguntas y respuestas. Por ejemplo, ¿por qué hay que freír con mucho aceite?, ¿cómo evitar que las verduras se decoloren cuando se cuecen?, ¿cuánto azúcar hay que añadir a las frutas en almíbar?, o ¿por qué hay que dejar reposar una pasta antes de cocerla?

El libro, que tiene ya unos años, promete regalar ratos divertidos, tanto durante su lectura como durante la puesta en práctica de algunas de sus recetas.

Dedicamos la recomendación de esta semana a nuestro querido amigo Jaime, amante confeso de los pucheros de su madre (en fin, ¿quién puede levantar el dedo para decir que no lo es de los pucheros de la suya...?).

Por cierto, en relación a la anécdota fonética del nombre del autor del libro, hace un par de años cayó en mis manos una deliciosa columna del Diario de Cádiz en la cuál se relataba, de forma algo novelada, un error cometido en un examen de arte por un estudiante de secundaria. El chico respondía con el nombre "Tululo III" a una cuestión en la que se le pedían nombres de pintores franceses de cierta época no lejana. Creyó la profesora errado al estudiante, al punto de pensar, con lógica, que confundió pintores y monarcas, quizás algún rey godo (desconocido para la propia profesora, obviamente), o quizás se trataba de algún personaje del poder religioso perdido en los tiempos... cuando cayó en la cuenta compendióp que el chico no se equivocó: simplemente transcribió fonéticamente lo que el bonito acento andaluz de su profesora le hizo entender al pronunciar el nombre de "Toulouse Lautrec" (léase "Tululotré"), noeimpresionista contemporáneo y compañero de escuela de Van Gogh y Gauguin.


Abrazos.
Carlos.

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